A MOURA DO MONTE DAS CROAS

Na parroquia de San Martiño de Salcedo, concello de Pontevedra, onde remata o lugar do Carramal e comeza o lugar de Birrete, na beira do río do Batán e á sombra dos matos de Bouza Panda atópase o monte das Croas. O topónimo xa adianta o que nos podemos atopar alí: posiblemente o castro máis interesante e mellor conservado de cantos se localizan no concello de Pontevedra. Segundo a conclusión dos arqueólogos que fixeron catas no lugar estariamos ante o único castro prerromano de Pontevedra. Aquel que se achegue a este outeiro poderá observar como parte das murallas da croa do castro aínda se manteñen en pé, máis de 2000 anos despois da súa construción. Tamén se poden albiscar as estruturas das casa cuxos muros afloran a ras de chan. Por suposto, como non podía ser doutro xeito neste país noso, o castro do monte das Croas atópase sen escavar e carece da mínima indicación para chegar a el.

Pero o monte das Croas garda outro tesouro marabilloso, a lenda da moura do monte das Croas que recolleu D. José Casal y Lois alá polo ano 1866 e que sería publicada na obra “Galicia” de Manuel Murguía e tamén Leandro Carré Alvarellos na súa imprescindible “Las leyendas tradicionales de gallegas”. A lenda foi recollida como sigue:

En el monte d’as croas estaba, en otros tiempos, encantada una señora [2] de singular belleza. Habitaba en un palacio que había en el interior del monte y en el cual se guardaba un tan gran tesoro, que la fama de su riqueza llegó hasta Cádiz. Muchos eran por lo tanto los que deseaban hallarlo, mas no les era posible á pesar de que la canción daba, en los siguientes versos, las señas exactas del lugar en que estaba encerrado.

Monte d’as croas,
Ponte d’o batan,
Fonte de clara (augua?) fria
Monte de Samariné,
Tiran c’ó ouro as ovellas
E non saben ó que é.

La señora allí encantada, se aparecía á menudo á los habitantes de aquellos lugares, pero éstos huían de ella como de una poseída por los malos espíritus.

Una vez, un niño que apacentaba las ovejas de su padre hallóla sentada sobre una piedra [3], bajo la cual se ocultaban los tesoros que la señora poseía. Peinábase con su peine de oro cuando el pastorcillo acertó á pasar á su lado y entonces ella le llamó y le pidió un cordero. Asustado el muchacho nada contestó, huyendo en seguida á contar á su padre lo que le había pasado; y este último al oir el relato de lo sucedido, temiendo que por haber negado el cordero á la señora perdiese todo el rebaño, obligó al muchacho á que volviese y le entregase el que ella quisiese. Volvió el pastorcillo, pero su asombro no tuvo límites cuando vió que el rebaño había desaparecido. Llorando y lleno de miedo empezó á buscar sus ovejas, y así anduvo largo rato sin que le fuera posible hallarlas, hasta que de repente se le apareció el rebaño conducido por la señora, quien le dijo avisase á su padre que fuése por él, que tenía que decirle.

Tornó el muchacho á su casa, y contó á su padre cuanto la señora le había dicho, y éste dirigióse al monte, aunque lleno de miedo porque tenía que habérselas con una dama encantada. Poco duró su temor, pues ella le aseguró que nada malo le pasaría, antes grandísimo bien obtendría si se ofrecía á guardar secreto y hacer cuanto se le ordenase.

Lo que la señora le dijo nadie lo sabe, mas notaron los vecinos que él y otro su íntimo amigo [4] se hicieron ricos en muy poco tiempo, que sus frutos eran los mejores del lugar y sus prosperidades manifiestas. Corrió entonces la voz de que ambos amigos eran los encargados de llevar al alto del monte cuanto la dama encantada necesitaba para su alimentación.

Así las cosas, enfermó tan gravemente el dueño del rebaño, que desahuciado de los médicos, se desesperaba de poder salvarle. Sucedió entonces, que en un momento en que la mujer del enfermo tuvo que salir de la casa para atender á sus quehaceres, halló al paso á la dama, quien le preguntó cómo se hallaba su marido. No la contestó palabra, y entonces la enlutada desapareció de repente; mas ¡cuál sería su asombro cuando al entrar en su casa halló á la señora al lado de su marido, y á éste tan mejorado, que podía decírsele ya fuera de peligro!

Curiosa como verdadera mujer, preguntó al enfermo qué hacía allí la señora, á qué había venido y cómo le hallaba tan bien, pero él se negó á contestarle. Insistió la esposa en sus preguntas y recelos, y para sosegarla hubo de contarle cuánto le había dicho la dama encantada y los remedios que le había dejado para sanar.

Nunca lo hubiera hecho! Al otro día apareció muerto y todo su cuerpo cubierto de manchas negras y como producidas por palos que le hubiesen dado. Su mujer aseguraba haber sentido, durante toda la noche, ruido como de golpes y quejas y ayes lastimeros.

Notas:
[2] La señora es traducción literal de la palabra dona, que en gallego significó en un principio la doncella noble, y después é indistintamente doncella, dama, señora, y dueña en el doble sentido de poseedora de una cosa y también mujer de edad y célibe. Aquí, pues, la dona del monte equivale á la dame de los poemas y leyendas francesas.
[3] La roca de los signos, cuyo dibujo hemos publicado en nuestra Hist. de Galicia, t. II.
[4] Conocíasele en el país con el nombre do Mourán, por creerse que la señora estaba encantada por los moros.

Así que xa saben, na parroquia de Salcedo, no alto do monte das Croas, á sombra de Bouza panda agarda un fabuloso tesouro para aqueles que saben ver máis alá das riquezas materiais.

Posted on 3 Xaneiro 2011, in 01. ANTROPOLOXÍA E ETNOGRAFÍA, 03. MITOLOXÍA E XEOGRAFÍAS SAGRADAS, 10. SAN MARTIÑO DE SALCEDO. Bookmark the permalink. 5 Comentarios.

  1. Hola Rafa, non teño o pracer de coñecerte, pero emparentei pola brava, no Carramal, sendo cuñado dun tocallo teu, daquel que lle recomendabas non toma-lo colacao por se… Alédome que teñas un blogue e que contes cousas…

  2. Hola Rafa,chámome Mary e son de Birrete,non teño o gusto de coñecerte ,pero gùstame moito o que escribes.E anìmote a que o sigas facendo.Graciñas

  1. Pingback: LEYENDA DE LA DAMA DEL MONTE DAS CROAS (SALCEDO,PONTEVEDRA) – MISTERIOS Y LEYENDAS DE GALICIA Y ASTURIAS

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